Te podría explicar tantas cosas...
Podría ponerte al día mientras tomamos un té o un café. En uno de aquellos baretos del raval .
Pero me estoy encerrando, de golpe, como un tomo grueso de geografía, de esos,que mi nuestros padres guardaban,en las estanterías del comedor de casa, para que consultáramos cosas para los trabajos.
Te podría explicar cosas nuevas.
Cosas nuevas de mi nueva vida.
 Pero no me apetece.
 No creo que me apeteciera.
 Ni que a ti  te apeteciera.
Por eso, a veces, los jueves, o los viernes, me cojo el metro.Linea amarilla y me bajo a la Barceloneta. A ver el mar.el mar azul. El Mediterráneo. Porqué creo que el salitre, y la sal o el yodo
o la tristeza  debe venir de algún lejano transportado por el mar.
Me quito los zapatos.
Ando por la arena gris. Con los pies desnudos.Extraña sensación.
Veo la espuma.Siento disconformidad
y yo me tan tan pequeño.
tan pequeño
tan pequeño
 Cierro los ojos y veo el azul del mar juntarse con el horizonte en una línea que duele
como un puñal. Está lejos. Tu, estás lejos. El Raval queda lejos,la infancia queda lejos, y siento un impulso por llamarte y contarte un montón de cosas que no sabes.
Qué no forman parte de ningún libro. Ni de geografía, ni de álgebra, ni de poesía.

Y recapacito.Atardece. Me pongo los zapatos. Otro día.Otro día. Otro día.

1 comentario:

la princesa inca dijo...

el horizonte se junta en una linea que duele

como duelen las canciones tristes
y el alma nuestra que remontó de la lluvia y la tormenta

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