/y yo quedo preñado de tus venas azules/
/tu silencio que tanto mata/
/vendré un día
/ y sin más te abrazaré/
/ en un arrullo entero y cierto/
/por fin/
/como siempre he deseado/


Y no llueve y se acercan las navidades con cara de obscenidad precavida.
No llueve, hace un calor del carajo y el cielo me tiene cansado de azul.
azul
   azul 
          azul...
como una escalera que desciende al cambio climático.
Aunque, la gente le da igual tomarse unas castañas calientes, a 11 grados, que a 22 grados.
Mi inapetencia hoy, es total,mi cabreo,monumental.
Será que ando algo jodido del estómago, y no estoy para rebuscar vocablos en mi cerebro
que sean bonitos y pulidos.
El metro anda repleto de tabletas con sus condescendientes zombie-portadores.
Y algún otro que lee, algún otro que juega a ese juego de "saga-crush candy".
La comunicación? total!!..
Sí, sí

negro, negro, negro

negro de hollín, mis perspectivas de futuro, pero siempre hay una voz cansina,
familiar que dice :
"-no eres el único Jorgito, fíjate, en pascualito de los palotes, fíjate en menguancito de los mondrongones,
ellos están peor que tú!"
No hay que quebrantar las reglas del juego. 
Ya ya lo sé, por eso no fumo porros ni bebo cerveza, eso sí,
tengo las uñas fatal, me escuecen un guevo, me las como hasta dónde no hay..
pero volvamos a la escalera...
mierda
        mierda

                                   mierda....

esto no tiene solución.

( perdónenme por este post sin sentido, lo tenía que soltar) 
A ti, que no tienes nombre...

El tiempo se nos termina. Se nos acaba en la carretera en un seco Stop!

Los días se nos escurren como peces recién pescados.
No quiero más ya, miedo, ni ojo interlocutor.
Ni a nadie que no seas tú, descalza por el piso de parquet.
Digo, el tiempo se nos termina, por qué el miedo es atroz cuando la noche traspasa
el horizonte encendido de nubes rojas y pone un mantel negro dónde apenas atinas
a ver Mercurio brillar allá, mirando al sudo-este.
Querría tanto abrazarte y en un beso contarte cosas sin sentido en un somier de madera
que crujiera sólo con acostarte....para recibir la buena noche.
Pero ésto es realmente es una pesadilla, por qué ni hay somier de madera., ni habitaciones con mesas repletas de poemas de Anne Sexton, ni un vaso de vino, ni el perro durmiendo ante
nuestros pies.No hay cocina, ni fotografías, no hay vida.
No existe nada de todo esto.
Y no es una pesadilla, ésto es lo real.

Esto es mi vida, tras un vaso de Haloperidol.

Miro caras absortas
y llego a intuir las cantidades de litio que deben circular por las venas azuladas
de ésas personas a las que les están robando el alma, la existencia, y la vida poco a poco.
Pongo la mano lentamente,en posición de mendigo, antes de  comer.
Rutina macabra.
Pastilla amarilla, la mitad.
Líquido amargo mezclado con zumo de melocotón.
y después, la comida.
Un día y otro, un día y otro.
Por las ventanas intuyo que luce el sol.
Amortiguado por pinceladas de nubes blancas.
La gente ríe  desmesuradamente, los pacientes número tres y catorce.
Yo y el paciente treinta y dos nos miramos.
Hasta cuando?
Qué pretenden?
Mierda.
he  vuelto a olvidar el nombre del cancerbero, de amable sonrisa que vela para que nada ni nadie
rompa el silencio de ése hospital.
Después, en diez minutos, viene el sueño.
Viene el sueño de plástico, el sueño amorfo.
Y paseas por un pasillo arriba, y lo paseas abajo.
Y cae la noche.
Y debes volver a cenar, y a tomar más pastillas de colores.
Y después, volver a tu cuarto a dormir.
Se oyen risas...
Pero de quién????
Sí, ya ya...de los cuerdos.
Ya no hay tiempo para salir, ni para gritar, ni para no volver a respirar,
simplemente estás:
ahí dentro, despojado de todo cuanto puedas imaginar.