V





La tarde caía como una baba lenta y perezosa.
Mi parque.
El nuestro.
Una pátina de cristal indicaba que mejor no resbalar.
La baba lenta y perezosa...
Me advirtió una chica preciosa de pelo de cobre sobre que unía
al hombre y sus adversidades.
Un cielo de espanto crepitaba las alas diciéndome:

-huye.
-huye..

Cobarde, bastardo, maricón.

Pero el humo gris no nos dejó ni gritar, ni huir.

Volví a la cuna de siempre.
A la trona de madera vieja y raída.

En esa noche de espanto blanco y cielo estrellado,
ésto ultimo lo advertí en ultima instancia,


algo dentro me dijo:

duérmete para siempre y nadie, nadie,
oirá tu respiración pausada y lenta.

2 comentarios:

Humberto Dib dijo...

Un texto perturbador, me puso alerta.
Por cierto, llegué hasta aquí de la mano de Silvia, con tu permiso, me quedo.
Un abrazo.
HD

Unknown dijo...

permiso concedido, creo que ya nos conocemos de un blog anterior mío.
Muchas gracias y besos.