No estabas.
Te estuve esperando por si pasabas por el portal.
No estabas.
Preguntarse cosas es arder.
Pero no estabas.
Padecemos un exceso de sobreinformación.
Me llegaron mil,
dos mil,
tres mil mensajes de texto...
pero igual pensaba en “Danieles” en “Iris” o en “Francesc”...
pero aun así tu no estabas.
Y me revolví como un perro al que le han golpeado con una vara fina y certera.

No estabas...
De hecho, no había nadie.

Llovía y la tormenta era eléctrica.
Nubes caóticas derramaban más que agua, culebras y mucha luz.

Y por la tele de tubo nos hablaban de elecciones en Euskadi y Galicia.
Y yo pensaba:
raro,raro.

Aún proseguí en la lectura distraída e imperfecta como sólo Dios hace a los hombres.

No hay valium, no opiáceo ni cerveza ni ajo capaz de dormir las almas.

Prosigo:

Perdonadme por hacer mil faltas de ortografía.
El lo que tiene no practicar la gramática.

No estabas.










Yo no estaba. Él no estaba.

Y me hablaban de polen de abeja y sus virtudes y vicisitudes.

Y qué!

-me vas a joder?
-yo te voy a joder.

Cosas de la informática, creencias y fe.

Ayer llovía y me sentí desangelado.
Pero precisamente.

Me sentí así por mi falta de sincronismo con el mundo y la política
y el orden y desorden de las cosas.


Nuevo día.
Lunes.
Vuelve a llover.
-Y qué!

Se me ocurrió ésto.



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