Yo tengo que inventarme las manos entrelazadas,apretándose una contra otra.
No sé de que color tienes la piel, debajo del sostén.
Que sabor tendrán tus lágrimas? A mar? A mar inmenso y inamovible?
No sé que sueñas, ni si parpadeas cuando sueñas.
Tengo que imaginar demasiadas cosas para la imperfección de la imagen que construyo de ti.
Y mira que nos hemos visto, hemos hablado de cine. O poesía. Hasta hemos filosofado.
Hemos reído. Te he visto llorar, pero tú no te acuerdas, hace ya unos años...
Y es que me empeño en viajar hacia atrás. Debe ser que al subirme en el metro, me subo en los asientos contrarios, en los que todo viaja, hacia atrás.
Debe ser éso, no?
Tengo miedo a la próxima parada. En el fondo no me creo valiente.
Por qué voy yo, y mi música, y mi parca, y mi tabaco. Ya está. No hay más
Imagino muchas cosas de ti, pero no desvelo ni tu nombre, impronunciable, ni que deseo...
porque ni siquiera lo sé. O lo sé sólo a ratos. Lo sé, cuando el cielo se carga, se enerva y se desata una tormenta, o suena Janis Joplin o leo Pizarnik o te tengo a treinta centímetros de mi cara.
Y lo que si sé es que mantengo hacia ti el respeto que mereces en tus decisiones.
El respeto que a veces, te ha fallado. Y que si la felicidad que buscabas era la que tienes,

bienvenida sea.

1 comentario:

mareva mayo dijo...

Kapde posees el rugir del vino.
Como si tus ojos hacia dentro construyeran la ebriedad porque sintieran con poesía el deslizar de las ciudades en ese escarpado del sueño...

brindo por ti y por un cigarro bajo la nieve