La distáncia, rompe nuestras vistas miopes y las convierte en sentidos,inútiles.
Hoy no llueve, mi amor.
Ya sé cuanto te gusta los cielos encapotados, ese suave tintineo contra los vidrios,
de casa, coger el paraguas y subirte el cuello del jersey cuando salimos a la calle.
Ya no me acuerdo ,sin embargo,si te gustaba el café solo o con leche hirviendo.Lo he olvidado.
Mi mente lo ha borrado.
Por qué a ya hace unos meses que no tomamos algo en aquel céntrico café de la plaza.
Y son cosas nimias, pero poco a poco, voy olvidando las cosas pequeñas que hacía que
fúesemos como dos gotas de agua resbalando por una rama de un árbol.
Ya no suelo leer poesía, casi no leo nada.
Me suelo quedar dormido enseguida, en mi cuarto, roñoso, mirando el techo
Y preguntándome que hice mal, por qué te fuiste,
Intentando recordar el final de la película que tanto nos marcó, y lo que hicimos al terminar,
pero nada.
Negro sobre negro…
Todo es como una tela negra cubriéndolo todo,los recuerdos, todo.
Y así me duermo, noche, tras noche, hueco.

Hueco, hueco.

1 comentario:

mareva mayo dijo...

Leerte éste invierno. Ese tango helado enredando las rodillas. Esa ave barriobajera rasgando el vino, como balacea.
Pero ahí, donde tu letra hurga, emana tierra removida, ahí, taladrea capote del sueño, alud de noche...