Recogeré, con atino, todas las hojas que siembran el suelo,tras la tormenta no anunciada.
La que vino de golpe.La que se lleva esta temperatura agradable.
Cómo hacerse un espacio, en esta colmena siniestra de ladrillos y escaparates?
Me sangrarán las rodillas de estar en cuclillas pidiendo
a alguien que se detenga, que me de derecho a rozar su piel,
a que esa persona me enseñe sus manos francas.
Algo parecido a los homeless que deambulan por el barrio.
Tengo derecho a comprar un croissant y pasar a su lado,
masticado con avidez?
Algo dentro se encoge...
No me quedan ni balas, ni ganas,
no me queda más que la tristeza que hoy me embarga
y que parece haberse instalado,
tatuando la cruz de hitler no como imagen,
sino cómo la representación grotesca
de este mundo que a veces, me empuja a mirar,
la ventana.

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