Mama es enjuta.

Diminuta y si me apuras, hasta diría que vive en un vaso de
cristal.

Su luz, esa de vidrio,la mirada de sus iris velados,me orienta al mar.

Huelo a salitre, al sur, a risa y al llanto y al baile.

Un día algo fue cambiando...

Una gasa negra,tizno los tejados,ocultando el sol y sembró los
tejados de escarcha.
Y todo, por un momento, se desvaneció.
A veces,pasan estas cosas...
repentinamente,me refiero,el hielo y el frío.
Pero siempre cada mañana, de crudo invierno,
levanta el vuelo del vientre de la tierra, una nube,de palomas blancas
que vuelan, al mar.

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