primera de Enero

Cuanta razón tenías de lo interesante que resulta escribir desde locutorios
no desde el olimpo o el campo de los dioses
que enciende un cigarrillo en mi pecho
y lo apaga en mis manos magulladas y uñas comidas,
Enero entiende de sol y temperaturas anómalmente altas,
de perros y gatos y caricias,
en el locutorio, no se ve ni soles, ni horizontes proclives al fracaso,
pero el silencio, me aturde,
cómo me aturdió desmorderte el alma,
o tus secretos engendrados
en el miedo o acaso,
el pecado.