No hay respuesta.
No la hay.
Por más que grite hasta que la laringe sangre.
Las calles se derriten bajo el sol.
La gente dormita recluidas en sus casas de témpanos de cemento...
Pienso en ti.
Pienso en mi.
Pienso en muchas cosas y ninguna acaba en ningún lado que no sea
el olvido.
Camino por la casa. La recorro yo, rata de laboratorio.
Tengo hambre de ti.
Yo tengo sueño.
Las piezas del puzzle encajan dislocando huesos,
alimentando cicuta.
No hay respuesta.
El silencio aplasta el origen incierto de estas palabras
cáusticas.

No hay comentarios: