De los alféizares de esta ciudad en ruinas caen estalactitas de metal
y oxido.
Es tan difícil reconocer los barrios si tu no estás para darme la mano.

Duermen, muchos permanecen dormidos mientras unos cuantos
bailamos con una música dulce.

Tiemblo.
Tiemblo al reconocer el viejo anfiteatro dónde contábamos las historias
más increíbles.
Suerte tengo de Caissopea.
Ella vela por mí y me advierte de los hombres grises,
determinados en robar nos unos minutos, unas horas,
una mirada que rezuma, litio

No hay comentarios: