Que rápida decae la tarde ésta de navidad.
otra vez, el mismo locutorio. Es probable, que se trate del mismo locutorio dónde
tú escribiste, tantos y tantos posts ,de tu blog que tanto me gustaban.
Pero una vez más, éste barrio ha quedado cercenado.,,,
Huérfano. Solitario y asomando al cielo, descaradamente oscuro, de noche
y es tan luminoso de día,que preciso, de mis gafas de sol.
En mi piso puedo notar como vibra el suelo, con la exactitud casi puntual de un reloj,
a causa del metro.
Los coches pasan zumbando rodeando la enorme rotonda pero yo siempre me quedo
mirando absorto tu bloque de pisos.
Ojalá seas feliz,a ti que te dedico tantas y tantas palabras, y que por fin has encontrado
una mar, en calma.
Yo prosigo mi camino, incierto, y lleno de "zig-zags", de oscilaciones, pero enormemente
atractivo también.
Por qué es cierto, la vida es para bebérsela hasta la última gota.
Del resto, las piedras en el camino, o la lluvia, o lo que sea que no nos permite avanzar,
se encarga el azar, que caprichoso, vuela de aquí para allá, de allá para aquí...
cómo un pañuelo, lanzado al viento.

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