Volvió a hacerse de día.
Un fogonazo.
Dos.
Un sonido atronador.
Otra vez, amaneció en un corto fragmento de una de esas
fotografías nuestras, de esas, que colgamos en la cutre pared.
Y tus pupilas brillaron otra vez.Con intensidad frecuente.
Tus Iris.Normales. Tus ojos.Marrones.
Llenos de pena. Creo, que, perdidos, me miraban llenos de pena
porque comprendían, entendían, demasiado
y al mismo tiempo, no comprendían.

1 comentario:

mareva mayo dijo...

alegría de tu regreso
con la metralla de los viajes, de los tal vez siempre extranjeros, al filo de la tinta y música que va a oscurecer

un grito y hola de nuevo :) y qué guitarra pondrá la ronquera de la noche?