Llovió.
Llovió.
Justo encima mío. Y daba igual que yo
dijese:
se acerca una tormenta potente.
Mi perra, se dejó la pelota en medio
de la acera.
Y me dije:
vaya...
retrocedo? A buscar la pelotita?
Y no.
No retrocedí y volví a casa.
Y cociné:arroz y tomate con huevos..
Silencio.
SILENCIO MAYÚSCULO.
Y nada más...
lloverá..
y volverá el frío que hace ulular las
montañas..
y eso.
Ya está.
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