Escribí con el convencimiento de que
contestaras mis cartas.
Busqué tu nombre y dirección y me
presenté,empapado,
en tus ojos.
Los que vencieron a los hombres y a la
filosofía y a los medicamentos.
Pero esa persona se desvaneció el día
que quiso volver a nacer,
de entre ruinas y cemento.
De entre polvo y andamios de gente que
buscaba malnacidos entre los containers.
El agua, al agua.
El viento, corre con el viento.
Del fuego nacerá una nueva estirpe
de hombres traspasables al umbral de lo
conocido y las adversidades.
Pero yo buscaba a un espectro. A huesos
y clavículas.
A sangren virgen de una matriz
abandonada...
o un sexo tan fuerte que ya, ni
recuerdo...
Y si el viento,al viento,
a la tierra, hombres.
Por eso ni escribo, ni percibo, y
necesito mis riendas,
estribas y cadenas.
Así muta y cuenta la historia.
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