Dejaré, cuándo me vaya, unas colillas
en el cenicero de metal, al lado del ordenador.
Mi libro de Miguel Hernández que me
regaló mamá hace dos navidades.
Un paquete hecho trizas de john player,
y una cama revuelta.
Probablemente, el resto del piso,
estará recogido. El sofá. La mesa,estará limpia,
el baño también aunque no te lo puedo
asegurar con certeza.
No te dejaré una nota diciéndote a
qué hora voy a volver.
Y el mediodía pasará. Y la tarde. Y
la luz cambiará las cosas de sitio.
Irá oscureciendo y no habré vuelto.
Me dejé la ventana del comedor
abierta. Entra frío.
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