Volverá a llover.
No siempre estará
nublado.
El lunes abrirá la panadería y
volverá a oler a pan recién hecho.
Volverán las hormigas,
en su tránsito
amable,
a circular, ajenas a quién las observa.
La misma dependienta del Shlecker me
venderá las gillettes desechables a 7,75 euros
que gasto cada diez días.
Según dice el calendario, que tengo a
mis espaldas el invierno agoniza,
y pronto regresarán las
golondrinas, las yemas de los árboles explotarán...
Y las ambulancias seguirán volando por
la rotonda dónde yo vivo.
No estoy seguro pero creo que el Barça
y el Madrid volverán a jugar, y se dirá que es el partido del
año.
Los días se caen del calendario con
prontitud.
Y todo parece pasar, con una tendencia
al aburrimiento y a la carencia de novedades de forma pasmosa.
Y yo aquí sigo.
Caminando las calles que no conozco.
Con mi música. Mi tabaco. Y pensando que algún
día me pasará algo fabuloso.
Algo fabuloso.
Pero éso, jamás sucede.
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