No se medía la fuerza devastadora de
las noches
y sus horas,
convirtiendo el drama en algo
monumental,
y todos chupaban de los locos,
insanos y taxistas,
taxidermistas,
sin saber,
que pronto, desaparecería la luna y
las estrellas,
la luz
y volvería,
la lluvia y el Invierno,
que éste veranillo había durado demasiado,
el color morado de la parra, sin
embargo, no engañaba.
2 comentarios:
perfecto...
el final es cénit de cuántos vinos
te amo desde la distancia
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