Se mecían las hojas de castaño,
al son de una nana desmembrada
Se rompían los sueños,
la cicuta envenena libros,
mesas,
ordenadores,
ceniceros llenos de cenizas,
y el sexo,
mas dormido que nunca,
deliberaba entre cubos de basura un
esperma enfermo.
/La gente ya no llora/
/La gente cuenta sus horas y sus días
y sus fechas/
/La ciudad está gris y desencantada
como una balada de Bisbal/
Llora Imbécil/
Grita/
Imbécil/
Sonríe/
Imbécil/
que ya está aquí el día que te ve,
nacer.
1 comentario:
Muy bien, me gustó este poema.
salud
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